Algunas cosas difíciles de comprender.
Puerto Montt está viviendo un boom económico. Baja cesantía, alta inversión extranjera y nacional tanto en las salmoneras como en turismo. Ojalá ese boom se invirtiera en educación. EDUCACION. eso. la educación enseña a valorar lo propio. Patrimonio. A lo mejor el mal gusto también es patrimonio. ¿Será éste, otro de esos momentos en que el silencio debe reinar y donde debiera quedarme callada? mmmmm no. No creo. Puerto Montt es una de nuestras puertas al mar. Y una de nuestras puertas a la patagonia.
Puerto Montt me cargaba, siempre gris, sucio, lleno de colectivos, no sé. Tenía algo raro que me incomodaba. No era como Puerto Varas... o como Castro. Era un lugar para pasar rapidito y no quedarse. Yo era más chica y no sabía apreciar ciertas cosas. Por ahí hemos conversado de que todo lugar tiene su encanto. Y su desencanto que puede ser encantador.
El 2003 y el 4 tuve que viajar muchas veces, debido a un par de investigaciones periodísticas que tenía a cargo (desenmascaré a un colombiano que engañaba a la gente con un programa de radio, abusando de la fe), a la Región (X) de los Lagos. Y aprendí a moverme por Puerto Montt. recorrí la parte antigua. Las nuevas poblaciones. Caminos y calles de barrios en decadencia y barrios sobreviviendo. El Puerto Montt tradicional y el pretencioso. El de los delincuentes y del pequeño hogar de ancianos que hace milagros... Ya. Le tomé cariño. Le perdí el respeto a Angelmó que estaba dejando de ser único para ser lo más parecido al mercado central de Santiago (con más pisos y mariscos más frescos)...y le tomé cariño a esa torpeza.
Y ahora, un par de años después... más vieja. con mejor ojo. más paciente. ahora que estuve un par de días caminando puerto montt, descubrí su verdadera gracia: es el mal gusto. Esta ciudad está llena de historia... llena. Edificios antiguos de madera exquisita, tejas de alerce milenario de los tiempos más ingenuos de nuestra ignorancia, colores borrosos de lluvia... hay que buscar. hay que salirse de lo típico... de lo que uno pensaría.... voy a puerto montt, caminaré por la costanera... miraré el mar. Eso. hay que mirar el mar y arrancar. no dar vuelta atrás... porque ahí está el shopping center ("el mall") y más allá... ahí está la escultura... sentadofrentealmarpamparamparampammilbesosyoledi.
Puerto Montt hace la oda al mal gusto. No sé si es algo negativo... a lo mejor esa es SU gracia.
Si mis amigos de la patagonia temen que se convierta Guadal en Miami... yo creo que el ejemplo es esta ciudad a la que he aprendido a conocer y a querer. Miren Puerto Montt y su oda al mal gusto. ¿Será su gracia?
(la foto es mía... de principios de agosto)