PARA MARCOS SAAVEDRA.
EL NÁUFRAGO QUE NO CONOCI, PERO AL QUE QUIERO POR QUE QUIERO.
ESTO TE LEYÓ TU AMIGO A LOS PIES DE TU TUMBA DESHOJANDO LAS ROSAS ROJAS QUE TE ESPERARON UNA SEMANA EN LA COCINA. DESPUÉS DE CARGAR LOS 9 AÑOS DE TU SALIDA, ÉL VOLVIÓ A TI. TE PUEDO JURAR, aunque los dos lo sabemos tú allá arriba y yo abajo, QUE TE LLEVA CON ÉL ADONDE VA.
Hoy creo que la vuelta a tus nombres tiene la mano apretada al reencuentro consigo mismo. Y conmigo. A lo mejor por eso también quiero tu recuerdo, el que jamás tendré.
MAR
MAR DE HUMAREDAS VERDES
Yo querría ese mar para mi sed de antaño
Lleno de flotantes cabelleras
Sobre esas olas fuéronse mis ansias verdaderas
Bajo las aguas gaseosas
Un serafín náufrago
Teje coronas de algas
La luna nueva
con las jarcias rotas
Ancló en Marsella esta mañana
Y los más viejos marineros
En el fondo del humo de sus pipas
Habían encontrado perlas vivas
El Capitán del submarino
Olvidó en el fondo su destino
Al volver a la tierra
vio que otro llevaba su estrella
Desterrados fibrosos del planeta viejo
Muerto al alzar el vuelo
Por los cañones antiaéreos
Un emigrante ciego
traía cuatro leones amaestrados
Y otro llevaba al hospital del puerto
Un ruiseñor desafinado
Aquel piloto niño
que olvidó su pipa humeante
Juanto al volcán extinto
Encontró en la ciudad
los hombres de rodillas
Y vio alumbrar las vírgenes encintas
Allá lejos Allá lejos
Vienen pensativos
los buscadores de oro
Pasan cantando entre las hojas
Sobre sus hombros
Traen la California
Al fondo del crepúsculo
Venían los mendigos semimudos
Un rezador murmullo
inclinaba los árboles
Sobre los mares
Huyó el estío
(Vicente Huidobro, Antología)
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